¿Qué nos espera después de la muerte? Y, antes de nada, ¿tiene sentido que nos hagamos esta pregunta y supongamos que después de la muerte hay algo para nosotros? El presente libro afronta estos interrogantes, sobre los cuales, a pesar de su evidente importancia, pesa un silencio inconsciente o atemorizado. Frente a la cultura moderna, que rechaza el misterio e interpreta la realidad como fruto del azar, asignándole como meta la nada -o, como máximo, una eterna transmutación en la que se disuelve toda identidad personal-, el discurso del autor esboza sobre todo la naturaleza del hombre como criatura querida por Dios para un proyecto misterioso que lo trasciende y lo salva; y capta en la aspiración al infinito que caracteriza su limitada experiencia terrena el vínculo indisoluble entre su ser y su destino. Después, siguiendo la guía de la Sagrada Escritura y de la enseñanza constante de la Iglesia, presenta los contenidos precisos de las certezas de fe que iluminan, más allá del tiempo, la suerte definitiva del hombre y de la historia. Así, ya ahora podemos contemplar «como en un espejo» y anticipar en un temblor lleno de amor lo que contemplaremos «cara a cara» después de haber superado los límites del tiempo: la totalidad de Dios finalmente desplegada ante nuestros ojos, en la que veremos cómo convergen y se realizan la justicia, la misericordia, la verdad y la belleza.