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«Hay que aceptar la vida con optimismo»
La vida de Manuel Reina (Málaga, 1945), ha sido una odisea desde el principio. Con apenas 8 años su padre lo llevó al oftalmólogo porque se acercaba demasiado para leer los tebeos de El Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrín o El Guerrero del Antifaz, y desde entonces, la pérdida de visión ha condicionado toda su trayectoria. Sobre todo su infancia, con unas gafas de culo de vaso, que provocaron demasiadas risas a una edad demasiado vulnerable. Ese lector empedernido de historias de fantasía acabó siendo un periodista muy crítico con la realidad que le rodea, un maestro de la palabra y de la ironía, un activista de Málaga como espacio urbano, social y cultural. Afiliado a la ONCE desde 1984, padre de cinco hijos, abuelo de cinco nietos, acaba de publicar su quinto libro, Memorias de un cegato-Un canto a la esperanza, un canto al optimismo para quienes encuentran en la discapacidad una barrera en sus vidas. A sus 76 años solo aspira a seguir siendo útil a los demás.