Evocar el encuentro de Jesucristo con la samaritana es hablar del encuentro del hombre con las fuentes de la salvación. Manantiales que, por la acción de Dios, brotan desde lo más profundo del ser humano y que le hacen saborear en este mundo una vida en plenitud que desemboca en la Vida Eterna. La samaritana es prototipo del ser humano, del deseo y de la sed de Dios. Esta bella y conocida escena evangélica, acontecida en el pozo de Jacob, junto a la ciudad de Sicar, es comentada, saboreada y actualizada por el autor con magistral hondura espiritual.