Información Extra
La vida cristiana no crece espontáneamente en nosotros. La verdad de los evangelios no puede ser alcanzada a través de un proceso inmediato de razonamiento. Necesitamos meditar continuamente las palabras de Jesús. Es sólo mediante la familiaridad y la asociación adquiridas con los evangelios que comenzamos, lentamente, a aprender a vivir como Jesús. Esta familiaridad cercana a las palabras de los evangelios nos coloca en consonancia con la vida de Jesús, y nos inspira su amor por el mundo, levanta nuestro entusiasmo por su proyecto del Reino de Dios, e infunde en nosotros su Espíritu.