Ésta era la última etapa de una historia conocida por todos, en cuyo centro destaca la figura de Jesucristo, el hombre crucificado y humillado. Aquel condenado, en la cruz, nos reveló su otra naturaleza, la de ser Hijo de Dios, siendo el capítulo más importante de esta historia, la luz del Señor resucitado y glorioso. Durante siglos, los cristianos han recorrido el camino de Jesús hacia el Calvario, siguiendo los pasos o estaciones del «Via Crucis», meditando sobre su pasión y muerte. También el obispo de Roma, Benedicto XVI con toda la cristiandad, nos invita, el Viernes Santo, a avanzar juntos a lo largo de este itinerario de oración, no para hacer memoria histórica de un suceso pasado, sino para vivir la realidad de un acontecimiento áspero y duro, pero abierto a la esperanza, a la alegría, a la salvación.