Santa Teresa de Jesús es una enorme figura de la historia, tan­to mayor cuanto más ceñida al ritmo monótono de la clausura. Ser un personaje sin necesidad de acontecimientos espectacu­lares es una exclusiva de la santidad cristiana, y en ese aspecto Teresa de Jesús es asombrosa. Ella advertía con gracia que «si es en la cocina, entre los pucheros anda el Señor», y dar con él es hallar el tesoro escondido que nos proporciona todo bien. Teresa de Jesús es como la varita mágica, que todo cuanto to­ca pasa a la inmortalidad. Sus dichos y sus hechos no tienen des­perdicio; porque la raíz de todo es aquella Verdad que, como la propia Santa decía, «es en sí mesma Verdad y es sin principio ni fin, y todas las demás verdades dependen de esta Verdad, como todos los demás amores de este Amor y todas las demás grandezas de esta Grandeza».