La relación es un espacio en el que el ser humano, al encontrarse con otro, se realiza a sí mismo, porque no hemos nacido en soledad ni nos realizamos solos, como si fuéramos islas en medio de un océano. Esta es la tesis principal que se desarrolla a lo largo de las páginas de este libro. La relación cotidiana con las personas, si es un terreno tan importante de la realización del ser, hay que cuidarla como si fuera la perla preciosa de la felicidad o la planta frágil de nuestro jardín, porque no hay vida sin relación. Pero si la relación no entra en el terreno fértil de la confiabilidad a todos los niveles, es mejor no luchar por ella, porque lo que no se nutre de confianza, nos lleva a la esterilidad y al dolor del vacío. El libro se compone de once capítulos, en los que se profundiza en los diversos aspectos de la relación. Hay que destacar que la autora dedica un capítulo completo al Principito, pues este libro ha significado mucho en su vida y por eso cree que nos puede ayudar a crear y fortalecer nuestras relaciones. Antes de cada capítulo nos ofrece un hermoso poema, que precede y enmarca cada reflexión posterior. El Resucitado nos llama a todos por nuestro propio nombre y nos convoca a la fiesta de la vida, la fiesta cósmica de las criaturas, que es la relación.