La sexualidad es una de las dimensiones básicas de la persona, una gran riqueza de la condición humana. No puede ser desaprovechada ni, mucho menos, ha de ser utilizada en contra del bien de los individuos y de la sociedad. Una de las realizaciones de la sexualidad más problematizadas en el momento presente es la que corresponde a las personas con orientación homosexual. Su consideración constituye también uno de los retos teóricos y prácticos de la hora actual. La reflexión que ofrece este libro sobre la sexualidad humana en su conjunto y, más concretamente, sobre la orientación homosexual se sitúa en la perspectiva de la ética teológica. Ojalá los cristianos hagamos realidad la afirmación de que la vida en Cristo incluye, entre otras cosas que el Padre nos regala como signos de su amor sincero, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio (Aparecida, Documento Conclusivo, n. 356).