En el prólogo de estas interesantes páginas se nos recuerda la importante crisis religiosa actual, especialmente en las nuevas generaciones. Constatan que no es un simple rechazo, sino un pasar de Dios y cuanto directamente nos lo recuerda. Tal fenómeno se nos dice está potenciado por el movimiento laicista, que busca expulsar a Dios del ámbito público. Pero hay más causas, como la profunda y vertiginosa transformación antropológica y social del momento presente, que requiere una respuesta adecuada. La Iglesia la ha venido dando en los últimos dos milenios haciendo inteligible su mensaje y trazando con él las bases identitarias del mundo occidental. Sin embargo, la fractura actual entre fe y cultura está dificultando una reelaboración pertinente del mensaje cristiano. Los medios y formas de evangelización actuales no parecen ir parejos con ese vertiginoso cambio y, como consecuencia, crece el distanciamiento entre religión y cultura, y las nuevas generaciones tienen dificultades para integrar la religión en su vida cotidiana.