La última exhortación del Papa Francisco, dirigida al Pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad, concluye formalmente los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía, celebrado en el Vaticano en octubre de 2019. La lucha contra la «cultura del descarte» es una constante en el pontificado de Francisco. En esta ocasión ha fijado su mirada en el vasto territorio de la selva amazónica. Allí se vive una profunda crisis ecológica, económica, cultural y religiosa que ha puesto en jaque la propia supervivencia de los pueblos e identidades indígenas. Sus consecuencias son globales. Lo que se derrumba en la Amazonía nos afecta a todos. Ante esta situación, Francisco plantea un llamamiento a toda la Iglesia para asumir con valentía el reto de la ecología integral, también en la propia dimensión teológica. Y sobre todo, a ser un punto de defensa de los derechos indígenas y de encuentro pastoral con estas comunidades. Una Iglesia capaz de dar soluciones funcionales a las necesidades de la evangelización del siglo XXI, en una de las regiones más periféricas del planeta.