Pedro Fernández Reyero, O.P., nació en Renedo del Valdetuejar (León) el día 29 de septiembre de 1936 y murió el 18 de julio de 1999. Comenzó el noviciado en Palencia, en el año 1954, estudió Teología en San Esteban, Salamanca, y fue ordenado sacerdote en abril de 1964. Se licenció en Filosofía y Letras y ganó las cátedras de Historia de la Filosofía y de Filosofía de la Educación. Apasionado por todas las ramas del saber y dotado de una gran inteligencia, puso sus conocimientos al servicio de su ministerio sacerdotal y de la predicación de la Palabra. Encontró su camino en la espiritualidad de la Renovación Carismática, que conoció en el año 1982. Dominico de vocación y de corazón vivió su existencia ungido por los grandes carismas de su Orden: el amor al estudio, la búsqueda de la verdad, la libertad de espíritu, la contemplación y la predicación de la gracia. Este libro describe la obra del Espíritu en Pedro. Lo escribe Chus Villarroel, también dominico y leonés. Nadie mejor que él conocía el corazón de Pedro y el incesante afianzamiento de su vida de fe, de su camino espiritual, en muchos aspectos semejante al de Teresa de Liseux. Amigo personal de Pedro, Chus compartió con él su espiritualidad dominicana y apostólica, y fue compañero de predicación en muchas ocasiones. Y entre ambos, una obra maestra del Espíritu: el joven dominico Julio Figar, que murió en accidente a sus 27 años, el 1 de enero de 1982, en plenitud espiritual y apostólica. Julio fue testigo decisivo para que Pedro encauzada su vida por los caminos del Espíritu. Pedro predicó la gracia, la gratuidad del amor de Dios. Vive la gloria, el premio que da el Señor a los que ama.