Este escrito, aparecido por primera vez en la serie «Quaestiones Disputatae» 1958, trata de los poderes y fenómenos mencionados en casi todos los escritos del Nuevo Testamento que, como poderes malos y anti-divinos, amenazan al mundo como totalidad y al hombre en particular y procuran aislarlo. Como expone el exegeta Heinrich Schlier en una primera parte, son poderes personales que, aunque originariamente proceden de Dios, quieren ejercer su propio poder, en la vida histórica quieren incorporarse en los grandes poderes y en las ideologías de poder y, tanto dentro como fuera del mundo cristiano, quieren llevar a la práctica una «cultura de la muerte». Como explica Schlier en la segunda parte, esta decadencia de todo ser ha sido quebrada mediante la victoria de Cristo sobre el mundo: el poder del amor crucificado quita el poder a todos los poderes de las tinieblas. Comprender esto, incorporarse al destino de Jesucristo y verificarlo en la propia vida, se le ha encomendado al cristiano (como se explica en la tercera parte): La Iglesia, el último y particularmente buscado campo de acción de los «Poderes y Dominios», tiene que procurar en sus miembros vencer estos malos espíritus y demonios «en la fe y obediencia, en las obras de la justicia y verdad y con el don del discernimiento de los espíritus».