Antes de levantarse ya iba tarde. Fue detrás de su sombra y no la alcanzó. A la noche, aturdido y decepcionado por lo que representa una nueva derrota, se abandonó en el sofá. Para su desgracia las fuerzas y las ganas eran tan exiguas que concluyó que los cinco minutos que le quedaban de lucidez no era tiempo suficiente para retomar la lectura de la novela de turno. Hoy se quedará, una vez más, y a su pesar, sin leer. Situaciones como la narrada y que hemos sufrido en alguna que otra ocasión, da sentido a la publicación de este libro de relatos breves. Cincuenta y cuatro relatos cortos, sin conexiones entre sí, simplemente por el placer de leer. Tómate ese tiempo, para que cuando des carpetazo a la jornada, al menos, entre las cosas que te han quedado pendientes de hacer, no figure el leer.