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Sin esperanza no existe vida ni vocación cristiana. ¿Quién pretende robar la esperanza a al presente generación de jóvenes, a la humanidad, a la que se le presenta un futuro tan gris e incierto?
Si nadie te llama, quiere decir que no cuentas para nadie. En este libro se ofrecen recorridos pedagógico-vocacionales para alentar al animador vocacional en su misión de secretar de nuevo en los jóvenes la esperanza y los sueños. Para que nadie pueda arrebatarles la libertad de construir su propio futuro, provocándolos a vivir con iniciativa y siendo responsables, a emplear sus propios talentos, a no permanecer encerrados sen sí mismos.
Es necesario para ello recrear un ministerio de la consolación, o de la esperanza, y que lo desempeñen quienes lo hayan experimentado personalmente.
Hay que huir como sea de la isla de los desesperanzados, cruzar el mar embravecido y sus tormentas, para alcanzar la tierra firme donde habita la esperanza, iluminados por el Faro que nos señala unos cielos nuevos y una tierra nueva.