La conformidad de las sentencias representa el momento final que compendia lo actuado en el proceso canónico. La Instrucción Dignitas connubii aporta una gran novedad en este tema, recogiendo la terminología de la jurisprudencia rotal para definir dos modalidades de conformidad: formal y equivalente. La correcta aplicación de la conformidad equivalente, basada en el análisis realista de los hechos que hacen nulo el matrimonio, conlleva una mejor tutela de la verdad sobre el vínculo indisoluble, evitando la "conformidad aparente". Al mismo tiempo, supone también un importante avance en la celeridad o economía procesal, salvando el peligro de la "disconformidad aparente". Una adecuada perspectiva jurídica, junto al discernimiento de los distintos hechos irritantes que convergen en una misma causa de nulidad matrimonial, nos ofrecerán las claves necesarias para abordar este tema. Además, nos invitará a profundizar en la noción misma de derecho, yendo más allá de los nombres técnicos. El canonista (mejor dicho: todo jurista), está primordialmente al servicio del derecho (ius suum: objeto de la justicia) y -en segundo plano- al servicio de la ley, como instrumento para establecer un orden social cada vez más justo (en ámbito eclesial y civil). Por tanto, el derecho no es una superestructura de creación humana como conjunto de normas, sino un "orden connatural": la dimensión de justicia intrínseca en la naturaleza de las cosas (ius est in facto), en cada relación humana. Al jurista (cada cual en su ámbito específico) le corresponde descubrir ese "orden" y fruto de ese trabajo será un justo "ordenamiento" (civil y canónico). Cuanto mayor sea la conciencia de la estrecha vinculación entre conformitas sententiarum y salus animarum, mayor será la motivación de todos los agentes del Derecho Canónico para prestar un servicio cada vez más diligente y eficaz a la recta administración de la justicia en la Iglesia.