La famosa crisis petrolera del setenta y tres no fue más que una manipulación, el resultado de un acuerdo entre los países de la OPEP y las grandes compañías petroleras. Washington utilizó petróleo de Arabia Saudí como arma para provocar el hundimiento de la Unión Soviética. Las cifras relativas a las reservas mundiales de petróleo son totalmente falsas y aumentadas deliberadamente por los países productores... la realidad, aún hoy, es un secreto de estado. Seis meses antes del 11-S los mapas de Irak sobre los cuales estaban trazadas las futuras explotaciones petrolíferas servían de documento de trabajo al Vicepresidente Cheney y a los responsables de las grandes compañías extractoras integrados en un grupo conocido como «La sociedad secreta».