Con las imágenes de la Navidad podemos meditar acerca de quiénes somos realmente, de dónde venimos, qué debería ser nuestra vida, qué nos amenaza y qué nos sana, qué nos angustia y qué nos regala confianza en la vida. Al adentrarnos en dichas imágenes, encontramos ayuda para renovar la Navidad en profundidad, pues ellas pueden ayudarnos a verla con ojos nuevos. También pueden ayudarnos a ver el resplandor divino que brilla en cada rostro humano, a experimentar de un modo nuevo la creación que nos rodea y a celebrar un nuevo comienzo: el que Dios mismo inicia en nosotros cuando irrumpe en nuestro tiempo, en nuestro cuerpo, en nuestra alma.