En la página 21 de este clarificador y metódico trabajo, el autor, profesor Gabriel Richi Alberti, uno de los más destacables profesores de la Facultad de Teología San Dámaso, escribe que, en el contexto histórico y teológico volcado en la necesidad de favorecer una adecuada recepción del Concilio Vaticano II en la vida de la Iglesia, hay que enraizar el interés «de una presentación de las intervenciones orales y escritas de Karol Wojtyla durante los cuatro períodos del Concilio». Un dato más de contexto: con esta obra, la Facultad de Teología San Dámaso hace una contribución destacada al movimiento de estudio y explicación de la necesariamente denominada hermenéutica de la reforma. No olvidemos el discurso de Benedicto XVI de diciembre de 2005, en el que insistió en la hermenéutica «de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del pueblo de Dios en camino». A partir de esta intención originaria, se nos presentan detalladamente los originales, y la traducción española, del votum enviado en 1959 y de todas las intervenciones, orales y escritas, publicadas en las Acta Synodalia, de Karol Wojtyla. Intervenciones sobre el esquema de la Sagrada liturgia, sobre el esquema De fontibus revelationis, sobre el esquema acerca de los medios de comunicación, sobre el esquema De Ecclesia, sobre la libertad religiosa, sobre el apostolado de los laicos, sobre el esquema De ministerio et vita presbyterorum y la trascendental aportación al esquema XIII. De esta forma, se puede hablar de un estilo conciliar del autor objeto de estudio, que tiene como características: una consideración unitaria del misterio de Dios y del misterio del hombre; el horizonte salvífico como marco de la eclesiología teológica; la visión teológica de Dios y del hombre como fuente del personalismo cristiano; y la centralidad de la categoría de testimonio. Se puede afirmar, como lo hace Buttiglione, que «la tarea del Concilio, según Wojtyla, es hacer de la fe una experiencia de vida, provocar su subjetivización adecuada, creando de este modo una mentalidad cristiana y un cristianismo aceptado no sólo intelectualmente, sino existencialmente vivido». El cardenal Rouco, en el prólogo a este libro, insiste en que, «incluso antes del inicio del Vaticano II, se puede percibir en Wojtyla la actitud pastoral que caracterizará esencialmente la enseñanza conciliar». Una de las más destacadas aportaciones de este texto es la rica utilización bibliográfica, manejada de forma muy equilibrada en las introducciones a las transcripciones de los textos, y en los capítulos previos, en orden a la adecuada contextualización de los argumentos en su momento histórico. No desdeñe el lector interesado una lectura atenta de las citas en las que se nos ofrece una serie de claves que van más allá del objeto del libro, como es la de el estado de los estudios sobre el Concilio Vaticano II y su recepción.