«Como es privilegio y gloria del sacerdote y del apóstol el que su existencia sea hecha instrumento, así debe ser gloria y privilegio del laico que la construcción de su vida cristiana en la Iglesia sea autofinalizada. La familia en especial debe concebir su clausura como una representación que se basta a sí misma del amor cristiano en el mundo, y no por medio de una artificiosa apertura o falsa diligencia, por ejemplo en los grupos cristianos, mediante un apostolado excesivo de sus miembros singulares, que amenazan el bien más importante del amor familiar. Y de algún modo lo mismo vale de la gran familia de la comunidad cristiana: tampoco ella, con toda vitalidad interior de amor, se debe dejar empujar a una hetero-finalización, por medio de actividad y sobre-organización de sus miembros, lo cual no corresponde a su esencia como comunidad y sólo puede dañar su vida verdadera». Hans Urs von Balthasar, Christlicher Stand. El libro Formación del Laico quiere corresponder a esta visión del laico como el sencillo cristiano, como el cristiano en quien la vida cristiana cotidiana es fin en sí misma, porque es gloria y manifestación de la gracia de Dios, de Dios mismo, con una reflexión sobre el centro y las condiciones de la formación de un cristiano así.