Una agenda siempre ha sido una ayuda. Pero una agenda interior, que no recoge lo que uno tiene que hacer sino lo que uno va siendo, lo que vive íntimamente, lo que el Espíritu le va sugiriendo, lo que el corazón le habla es mucho más. Para un cristiano un seguidor de Cristo, alguien que comparte su vida con la persona de Jesús de Nazaret la agenda va marcada por lo que Jesús le dice cada día por su mismísima boca.