El juego es el medio para comunicar los contenidos catequéticos más fiel a la naturaleza de los más jóvenes, más respetuosos con sus tiempos y más semajante a las modalidades de conocimiento que ellos adoptan habitualmente. Pero, ¿es posible dar una catequesis en la que se juega? Claro que es posible, sin que por ello se tenga que renunciar a los contenidos, que en el juego se vuelven experiencia directa de vida. Una catequesis lúdica permite, por tanto, no solo aprender sino vivir los contenidos de la fe, tener experiencia de ellos. El juego no es un intervalo, un momento de desahogo durante la explicación, sino que es una elección importante del catequista. Este libro propone juegos aptos para grupos de niños, de muchachos y de adolescentes, cons sus tiempos, materiales y las posibles variantes según la edad. Cada juego se presta para animar varios contenidos, y se presentan también los objetivos de cada uno de ellos: verificar contenidos, presentar un tema, hacer reflexionar sobre un texto o suscitar interés y curiosidad.