La película está basada en el caso real de Lee Strobel un ateo convencido que decidió desmontar la base misma de la religión católica, la resurrección de Cristo. Strobel sabía que sin resurrección no había base para el catolicismo. Cierto es que la película no guarda demasiado suspense. Por poco que uno sepa de Lee Strobel sabrá que ha publicado varios libros sobre el cristianismo y que ha dedicado buena parte de su tiempo y de su conocimiento a propagar la voz de Cristo. Si además uno sabe que El caso de Cristo está producida por Pure Flix, una productora católica destinada a transformar el espíritu humano a través de los valores basándose en el entretenimiento uno ya se puede imaginar, más o menos, como va a terminar la película. Esto no quita que El caso de Cristo sea una cinta ilustrativa, no tanto sobre la fe católica, como sobre las abrumadoras evidencias que la fundamentan más allá de lo espiritual. El film de Jon Gunn, sin ser ninguna obra maestra está llevado con sobrada solvencia e incluso ha recibido muy buenas criticas de medios tan prestigiosos como Variety y la revista Forbes. El caso de Cristo sin duda gustará a los católicos pero creo que también hará pasar un buen rato a los agnósticos e incluso a los ateos. Pone en evidencia algunas cuestiones no del todo conocidas y coloca el acento en algunos asuntos del Nuevo Testamento que normalmente son tratadas con cierta ligereza, como los quinientos testigos que vieron a Cristo vivo tras su muerte en la cruz. Resulta esencialmente interesante que una historia católica parta de un personaje ateo algo que, no obstante, ya se puso en práctica en otra producción de Pure Flix, Dios no ha muerto (2016). La película está bien llevada y seguramente los católicos conocerán algunos detalles de los que quizá no tuvieran noticia, lo que nunca está mal y puede que a los agnósticos y a los ateos como poco, les despierte la curiosidad sobre el tema, que tampoco está mal.