Cuando nos encontramos como huérfanos, lejos de casa, es el momento de realizar el gran viaje hacia nuestra intimidad, al corazón que, según la tradición bíblica y cristiana, simboliza ese precioso lugar. La finalidad de estas páginas es hacernos sentir deseos de ponernos en camino. Y en este camino necesitamos encontrar a Dios no fuera de nuestra vida cotidiana, sino precisamente en el centro de la cotidianidad, por poco gratificante, aburrida y dolorosa que sea. Porque Dios está justamente ahí, donde nos espera y acompaña. Este libro es como un pequeño curso de ejercicios espirituales, que tiene como finalidad ayudarnos a descubrir la presencia de Dios en nuestra existencia, en la que se hace presente en el mundo que nos rodea, en todo lo que hacemos y entre las personas con las que convivimos diariamente.