Ante las dificultades económicas y sociales de tantas famílias y víctimas de la crisis, los obispos, pastores de la Iglesia que peregrina en España, quieren, con esta declaración, transmitir una palabra de aliento y de esperanza, y animar a las comunidades y a todos los hombres de buena voluntad a discernir el momento presente y a comprometerse con generosidad y solidaridad, porque la crisis económica que vivimos tiene que ser abortada, principalmente, des de sus causas y víctimas, y desde un juicio moral que permita encontrar el camino adecuado para su solución.