El siglo XXI se está convirtiendo en una época de la religión. Dios regresa, y lo hace con poder en el doble sentido de la palabra: no sólo como categoría filosófica, tradición revitalizadora, convicción teológica o fuerza espiritual, sino que entra también en medio del ámbito político. Este polémico escrito defiende la tesis de que el proceso de secularización se va a invertir. Vamos de la época posmoderna a la época neorreligiosa. Lo cual, en contra de algunos oscuros pronósticos, no tiene por qué ser malo. La vuelta de lo religioso podría forzar un renacimiento cultural de Occidente. Tras décadas de regresión cultural, infantilización y pérdida de la conciencia histórica, con la religión vuelve a entrar en juego el factor más poderoso contra el relativismo y el pesimismo cultural. La sociedad no se encuentra, por tanto, ante el desmoronamiento demográfico y cultural, sino en los inicios de un nuevo auge.