Antonio María Claret (1807-1870) fue obrero textil en su juventud. Ordenado sacerdote, recorrió Cataluña predicando. En Vic fundó los claretianos. Nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, renovó la vida cristiana y llevó a todos la Palabra de Dios. De vuelta a España como confesor de Isabel II, su espíritu evangélico y su vida austera influyen en la situación moral de la Corte. Mantuvo siempre su independencia y neutralidad política, a costa de múltiples enemistades. Escritor apostólico, sobre todo de folletos para jóvenes, obreros, casados, para él amar al prójimo significa comunicarle la Palabra, ante todo imitando a Jesús. Es el único santo canonizado entre los padres conciliares del Vaticano I. Leandro Fanlo, religioso claretiano y actualmente párroco en Roma, es licenciado en Teología por la Pontificia Universidad de Comillas de Madrid y autor de numerosas obras de teología y catequesis. Se dedica sobre todo a la pastoral de evangelización.