Geografías de hojas, pájaros y rocas que se transfiguran en paisajes interiores. La misma importancia tienen en ellos el vuelo de un ave y los cambiantes colores de un bosque, la nostalgia de la casa veraniega y los cristales de hielo que se derriten con los rayos iniciales de la primavera, la inmensidad de un mar vacío, fascinado, y la pena mortal de una ausencia irreparable.Bastan dos versos («Amo este mundo. En eterno cambio / vive y despliega su belleza ») para trazar las líneas maestras de una poética donde se modulan, sin apenas violencia, los variados estados del alma.Y siempre en el trasfondo, en los espacios en blanco, la presencia humildísima del amor.Iván Bunin nació en Vorónezh (Rusia) en 1870 y murió en París en 1953. Fue escritor por encima de toda circunstancia política, social o literaria. Poeta precoz y narrador de éxito, tuvo que vivir en el exilio los últimos treinta años de su vida. Recibió el premio Nobel de Literatura en 1933.