Información Extra
Al suspenderse el culto público debido a la pandemia, los sacerdotes y los fieles dejaron de verse durante mucho tiempo, o se veían muy poco y como por casualidad. Fue entonces cuando, arrodillado ante la eucaristía, siempre impregnada de dulzura, al autor de esta obra se le ocurrió la idea de llevar un cuaderno de bitácora dirigido a sus feligreses. Cada día, o casi cada día, tendría unas palabras para ellos: pensamientos, emociones, destellos emanados del contacto con Dios, que no nos deja nunca ni en ningún lugar. En esos momentos extraordinarios era una forma de seguir entregándoles su vida. Una vida de la que brota para los demás otra Vida