EL MURO DEL ABISMO

Ernesto Kahan, Premio Albert Schweitzer de la Paz 1991, Vicepresidente de IPPNW, que recibiera en 1985 el Premio Nobel de la Paz, concedido a dicha Institución, dijo que Carlos Garrido Chalén, es un eminente poeta, maestro de generaciones e inagotable fuente de inspiración literaria, reconocido por la comunidad universal de escritores, anotando que vates de la talla de Carlos Garrido Chalén, son como gemas preciosas raras que aparecen en períodos especiales de la historia humana. En El Muro del abismo, su autor confirma la veracidad de ese aserto, realizando una especie de prodigio que con seguridad va a alertar sobre todo a los linguistas, a los lectores profanos y a los buscadores de tesoros escondidos, pues entra al mundo increíble de la novela sin dejar de poetizar, para desde ese maremagnum, fiesta de ángeles y demonios sobre los que basa su andanza subordinar la narración al ejercicio de una retórica diferente y adrede o sin darse cuenta demostrar al mundo que con la poesía también se puede novelar y que con la novela es posible poetizar, porque uno y otro género, son en extremo vinculantes, hermanos putativos de la buenaventura en el alma esa que sino conmueve no sirve a la expectativa o a la controversia indispensable y es solo una música sosa para el candor preclaro de la adulonería y que por alguna razón, en algún momento alguien las desvinculó para generar otros caminos. El Muro del abismo, en tal sentido, es una propuesta nueva, para una literatura que no solo ya queríamos tener, sino que anhelábamos verla venir, porque en ella encontramos los lujos de un expresionismo delator, fino, virtuoso, pero también concupiscente y también la conjugación de la ironía, el jolgorio del humor cáustico, el buen trato de una palabra necesitada de auditores como esa de las proclamas más definitivas el juego de una imaginación para describir un mundo espiritual que es paralelo al material, que Carlos Garrido Chalén considerado uno de los poetas y escritores más sobresalientes del presente siglo, logra visionar desde sus delirios de profeta, para darnos cuenta de historias increibles.