En 1503, Leonardo da Vinci interrumpe su pintura de la Gioconda. Leonardo necesita un valioso pigmento, el lapislázuli, para terminar el retrato de la joven Mona Lisa. Además, en secreto, Leonardo da Vinci ha empezado otras dos copias de la Gioconda. Para conseguir el lapislázuli, Leonardo da Vinci tiene que navegar lejos de Florencia, acompañado por Salai y Fernando Yáñez de Almedina. Este viaje marcará el destino de las tres Giocondas iniciadas en su taller.